En muchas casas de comida para llevar en Verín ofrecen en su carta un exquisito pulpo a feira. Cuando pensamos en cocina tradicional gallega, no cabe duda de que el pulpo a feira o pulpo a la gallega es uno de los platos que instantáneamente relacionamos con esta gastronomía del norte de España. Relatamos la historia del pulpo a feira, uno de los estandartes más deliciosos de la comida peninsular.

Cuando aún no existían sistemas de congelación en cámaras de frío industrial, como las que existen en la actualidad, para conservar el pulpo los marineros acudían al secado al sol. De la misma manera que los vascos secaban el bacalao, los gallegos hacían lo propio con el pulpo. Una vez llegaba a la consistencia adecuada, determinada a la perfección tras muchos años de experiencia, el pulpo se transportaba a todas las zonas del interior de las tierras gallegas e incluso al resto del país. El pulpo gallego ya se consideraba un manjar digno de dioses hace ya muchos años. El pulpo fresco se consumía en las costas y solo el seco podía llegar al interior de la península. Álvaro Cunqueiro, el ilustre intelectual gallego, hace referencia a este origen en su libro de La cocina gallega.

Se cree que fue idea de los arrieros maragatos la de añadirle aceite de oliva y pimentón al pulpo una vez rehidratado. En la actualidad, el pulpo a feira más apreciado se realiza con pulpo fresco. Se conoce con ese nombre porque tradicionalmente se preparaba durante las ferias del ganado, a las que acudían los maragatos y, curiosamente, hoy es una comida para llevar en Verín.

El pulpo a feira se acompañaba con algún el hervido de carne vacuna, que es lo que hoy se conoce con el nombre de carne o caldeiro, otro clásico de la gastronomía gallega que te ofrecemos en A Casa do Pulpo.